Un ejemplo de game art: ‘The artist is present’ de Pippin Barr

 I make Games. I started in 2011 and I like it.I write Words, which is most usually my take on making games and playing games.I make Images. You know, drawings, comics, some interactive things, etc.I wrote a Book. Called How to Play a Video Game.Pippin Barr.

Pippin Barr es un creador de videojuegos y crítico que trabaja en el Instituto de Juegos Digitales de la Universidad de Malta desde el 2013, donde ha desarrollado diseño de juegos, experiencias, prototipos, etc. Antes de eso estuvo trabajando en el Center for Computer Game Research en la Universidad IT de Copenhague. Es además autor de un libro con el título How to Play a Video Game.

Fue en el 2010 cuando inició su incursión en el mundo del Game Art. Sus juegos suelen tener referencias a aspectos mitológicos, memes de la cultura pop o juegos del mundo digital contemporáneo. De sus primeras producciones fue The artist is present (2011).

Pippin Barr suele acompañar sus juegos con un pequeño texto a modo de introducción que publica en su web. El texto que da paso a esta pieza dice así:

Are games art?! This one definitely is! The Artist is Present is a Sierra-style recreation of the famed performance piece of the same name by artist Marina Abramovic at the Museum of Modern Art in New York City. Have the experience only a lucky few have ever had! Stare into Marina Abramovic’s eyes! Make of it what you will! Just like art!

El juego está basado en la performance que Marina Abramovic realizó en 2010 en el MoMA de Nueva York bajo el mismo título: The artist is present. En dicha intervención la artista permaneció sentada durante 736 horas frente a otra silla en la que se iban sucediendo los diferentes asistentes. Una mesa separaba las dos personas que durante un tiempo permanecían mirándose fijamente. Marina vestida con traje rojo estática recibía a cada uno de los allí presentes prácticamente sin pestañear.

La performance fue muy sonada. No solo por el hecho en sí de permanecer tantas horas allí sentada, o por la propia marca que ya desprende el nombre de esta artista serbia, sino porque tuvo lugar un encuentro, supuestamente espontáneo, con su exmarido, el artista alemán Ulay, que hizo que todos los medios se hicieran eco del momento. Creó un frenesí de atención de medios y público que llegó a generar colas de 5 horas para poder ver a la artista.

La obra fue objeto de numerosos remakes y reinterpretaciones. Dentro de ese eco que levantó encontramos la obra de Pippin Barr, quien quiso hacer un videojuego sobre arte aprovechando la ocasión. Pues pocas obras de arte alcanzan ese estado de mediatización. Lo que hace plantearse cuestiones sobre la aceptación del arte contemporáneo hoy en día, ¿realmente es una cuestión de marca como cualquier otro objeto? ¿Si no hubiese sido Marina Abramovic hubiese llegado a tanto? Obviamente no.

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Pero volvamos a la obra de Barr. Su videojuego reproduce casi literalmente la experiencia que durante esos días se pudo vivir en el MoMA. Con un diseño muy antiguo de 8 bits, que el artista justifica con su falta de conocimientos en diseños más desarrollados, el juego plantea la performance desde el punto de vista de una persona del público que quiere participar.

La entrada al museo es el punto de partida. Como si de una experiencia real se tratase compras tu entrada para la performance, pasas la seguridad, recorres las salas adyacentes, en las que, por cierto, puedes ver los cuadros que se exhiben, y llegas a la gran cola de participantes que esperan su turno para enfrentarse a la mirada de Abramovic.

Pequeñas ventanas emergentes a modo de cartelas te van indicando los pasos a seguir en el corto recorrido del juego. Una vez alcanzas a Marina, si es que llegas a alcanzarla, puedes permanecer sentado frente a ella el tiempo que quieras, al igual que en la performance que tuvo lugar en el 2010.

Hay que decir también que la cercanía a la realidad es tal que únicamente puedes jugar mientras el museo esté abierto. Es decir entre sus horas de apertura y los días que no cierre como Navidad o el día de descanso.

El propio artista dice que quería hacer algo divertido y gracioso, en una entrevista con ocasión del lanzamiento de su obra dijo: “I didn´t do it to make a statement, or to be provocative or challenging at all. I really admire Abramovic and I wanted to make the experience as authentic as possible”.

Más allá de las opiniones del propio artista podemos decir que es una obra sobre arte contemporáneo, sobre la experiencia que este genera actualmente y su propio desarrollo. Apuntar aquí también el hecho de que por muy similar que sea a la realidad, el videojuego no está vinculado a aquella acción de Abramovic, sino que actúa como una obra en sí misma.

Si bien  las obras de Game Art abordan generalmente problemáticas actuales, tales como la emigración, la discriminación racial, la identidad, el sistema corporativo, la educación sexual, las visiones históricas mediatizadas, las desigualdades sociales, o la guerra. Aquí Barr se aleja de esto para abordar un tema actual pero no tratado hasta ahora en estos círculos: el arte contemporáneo. Por tanto, podemos entender la obra, dentro de la crítica hacia la Tradición Artística, que nace de la continua tendencia del arte del siglo XX a cuestionar la larga tradición de la pintura como un medio privilegiado de representación.

Entre sus características como obra de Game Art podemos decir que The artist is present permite un desarrollo colaborativo entre el artista y los interactores, como es básico en este tipo de obras, pues sin dichas partes la creación no sería posible. La posibilidad de interacción es la base de la pieza, así como su desarrollo online y a tiempo real, pues tal es esto que solo se puede jugar, como decíamos, mientras el museo esté abierto.

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Las obras de Game Art no son vivencias irreales, sino que son una realidad diferente. Dentro de esta Rodríguez Ruiz enumera, citando a Steven Holtzman las características que estas producciones virtuales presentan y que también podemos aplicar a la obra de Barr:

Discontinuidad: Estimulan la elección libre de los recorridos a explorar.Interactividad: la obra se define por su vinculación con el público. Dinaminsmo y vitalidad: No hay una experiencia estética única, dotando a la obra digital de mucha vitalidad. Mundos etéreos: Ninguna materialidad los sustenta. Mundos efímeros: La experiencia existe sólo instantáneamente. Es en la “ejecución” del programa cuando se realiza la obra

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The artist is present es una obra de Game Art en toda regla. Tanto en su definición como en las características que diferentes autores le atribuyen a este tipo de obras. Si bien es una obra que entra en las premisas de esta etiqueta se aleja de ellas en su temática, al recoger una reflexión sobre el arte contemporáneo. Arte en el que como pieza también entra.

Podríamos decir que la interactividad en este tipo de piezas es algo que tienen intrínseco. En la obra de Barr no es menos, pero su interactividad está marcada por aspectos contrarios, a priori, en la concepción de juego. La espera y el aburrimiento son parte protagonista de este trabajo. Aspectos que se suponen alejados de este mundo. Es una espera que nos permite plantearnos qué hacemos ahí, delante de la pantalla. Qué nos transmite realmente el arte contemporáneo como experiencia. A lo que podríamos decir aburrimiento. Pero no, puesto que lo que estamos haciendo es reflexionar. Y es que el arte de hoy en día vende ideas, conceptos y reflexiones. Lo cual ha sido logrado, y muy bien transmitido, con la obra de Barr, aunque a simple vista no se aprecie.

Por otro lado está la importancia que en esta pieza alcanza el concepto de intertextualidad. Si bien es un término literario, es extrapolable a otras áreas. En esta ocasión es evidente la referencia intertextual que la obra presenta. Lo que uno se plantea es por qué esa performance y no otra. El alcance mediático que la obra de Marina Abramovic alcanzó causó un revuelo importante. Aspecto que ayuda a la propia aceptación que hay del arte contemporáneo, y por tanto contribuye a la intención que el artista tuvo con esta pieza.

The artist is present es uno de tantos videojuegos que han entrado en los círculos de la historia del arte bajo la etiqueta de Game Art. Corriente que, aunque cada vez más aceptada, necesita aún de un desarrollo crítico y teórico.

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