1966 Béjar (Salamanca)
Collagista. Ha expuesto en Madrid, Salamanca, Ávila y Valladolid. Pertenece al colectivo Mujeres que Cortan y Pegan
Autodidacta y en aprendizaje continuo, Maribel Muñoz se dedica al mundo del collage desde prácticamente sus años de infancia. Su obra parte de una tradición surrealista en la que «ese gusto por cierto tipo de papel, el azar o el error» la han acompañado siempre.
Maribel Muñoz es autodidacta y como ella misma dice está «en aprendizaje continuo». Su pasión por el collage le viene desde muy pequeña. Como ella misma cuenta: «en mi casa siempre se estimuló el trabajo manual. Mi madre pintaba y recortaba figuras que luego colgaba de hilos en ventanas y paredes. Mi interés por el collage, es posible que se iniciara en esos años infantiles, al descubrir que entre los periódicos viejos que mi madre usaba para proteger el suelo recién fregado, podría hallarse el mejor de los mundos. Recortaba y juntaba imágenes, mezclando distintas tipografías y las pegaba en un álbum».
Ese gusto que desde pequeña desarrolló por ciertos tipos de papeles «el azar o el error» han permanecido presentes en sus trabajos. Maribel Muñoz concibe el collage como «un proceso de búsqueda, como un trabajo matérico: tocar, mancharse, buscar, etc, y, con un poco de suerte, hallar». Elabora sus obras partiendo de una tradición surrealista, para después cargar esas piezas de una opinión personal y crítica, una idea que como ella misma dice «necesito expresar».
En sus primeras obras hace uso tanto de imágenes originales como de copias que más tarde manipulaba. En sus trabajos más recientes, sin embargo, «me inclino por imágenes, tipografías y papeles que han tenido una vida. Periódicos, enciclopedias, carteles, revistas, etc. que se han deteriorado con el paso del tiempo adquiriendo un color y textura característicos». Un cambio de gama cromática consecuencia del propio proceso creativo y de la búsqueda de armonías más naturales.
Muñoz comenta que «la figura femenina es el eje principal de mi obra desde diferentes perspectivas», a lo que sigue explicando: «Empecé a interesarme por las mujeres pertenecientes a las vanguardias (Generación del 27) porque fueron referentes esenciales de la internacionalización de nuestra cultura y de la sociedad española de la época y que fueron silenciadas durante muchos años. Mi trabajo consistió en visibilizar su historia a través del collage. Una historia documentada a la que accedí antes de plantear las obra que formaron parte de mi, hasta ahora, exposición más conocida, Mujeres: Corto y cambio. En obras recientes, me siguen interesando como figura principal de la composición los retratos de mujeres, generalmente, pertenecientes a las décadas de los cincuenta y sesenta que encuentro en viejas revistas».
De una generación o de otra, las obras de Maribel Muñoz están repletas de mujeres anónimas, en su mayoría, que inspiran diferentes historias, diferentes narraciones, convirtiendo cada pieza en un relato.
En la actualidad está trabajando en una serie sobre «el concepto de deambular, teniendo muy presente el libro de André Breton, Los pasos perdidos, en el que los tropiezos y el transitar sin rumbo, serán el hilo conductor».







