“¡Puede haber mucha más gente con éxito! Todos los museos y los coleccionistas de arte tienen lo mismo. Pero nuestra cultura cada vez es más amplia. No tiene ningún sentido. Y si tuviéramos conciencia de la cantidad de gente que hace un trabajo estupendo, quizás esos egos no serían tan afilados, porque habría espacio para las mujeres artistas, para los hombres artistas, para artistas transgénero, artistas gays… ¡Hay espacio para todo el mundo!”
— Guerrilla Girls. Entrevista para Pikara Magazine, 2015.
La semana que viene se celebra el Día Internacional de los Museos. Una celebración que nació en 1977 promovida por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y que cada 18 de mayo plantea un hilo de debate, de reivindicación y reflexión en torno a la actualidad de estos espacios culturales.
En este año 2021, la propuesta es “repensar el museo del futuro para afrontar los retos del presente”, como rezan en la web de la organización. En ese ejercicio de reflexión caben muchos aspectos y de muchas índoles, por ejemplo la paridad de género, como señalan en el texto de presentación de esta edición: “el llamamiento por la igualdad es más fuerte que nunca”. Sin embargo, la edición está centrada en una visión más “innovadora”, con “un mayor enfoque hacia la digitalización y la creación de nuevas formas de experiencia y difusión culturales”. Lo cual está muy bien y hace mucha falta, pero ¿para cuándo una edición que reclame única y exclusivamente una igualdad de género?.
Si bien el 2020, ese año un tanto maldito que para algunas cosas ha sido casi inexistente, tuvo como tema “Museos por la igualdad: diversidad e inclusión”, cuyo objetivo fue “convertirse en un punto de encuentro para celebrar la diversidad de perspectivas que conforman las comunidades y el personal de los museos, así como proveer herramientas para identificar y superar los prejuicios en lo que los museos muestran y en las historias que cuentan”. Un año dedicado a una reivindicación demasiado amplia, que no sirvió de reflexión para la invisibilización que sufren las mujeres en estas instituciones.
Ya en 2018 pedía Amparo Zacarés en Clásicas y Modernas, “dado que las preocupaciones sociales y artísticas se concilian a la hora de definir el tema de este evento internacional, en el que participan numerosos países de los cinco continentes y donde miles de museos programan al unísono diversas actividades, quisiera proponer para una próxima celebración el tema de la invisibilidad de las mujeres artistas en los museos”. Hoy, a unos días de la celebración del DIM 21 seguimos sin que se haya celebrado una edición en la que la figura de las artistas y/o de las profesionales de la cultura sea protagonista.
¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas? Se preguntaba Linda Nochlin en 1971, a lo que bien podríamos sumar hoy en día ¿dónde están las mujeres artistas? Hacia mediados de la década de los ochenta, las Guerrilla Girls visibilizaron el hecho de que a esas alturas ninguna artista había realizado una exposición individual en el Guggenheim, en el Metropolitan o en Whitney y que tan solo la Tate Modern había dado espacio a una mujer en su programa expositivo.
El panorama hoy es diferente, aunque no termina de ser bueno. Sí que encontramos exposiciones individuales de mujeres artistas, especialmente en los museos de arte contemporáneo, donde poco a poco van logrando por fin su representación. Pero en otros museos, en los normalmente identificados por la masa como “los grandes museos” la representación de las mujeres sigue siendo escasa. Por ejemplo, Invitadas fue la tercera exposición que en los ya más de 200 años del Museo del Prado había dedicado a mujeres artistas. Se dice pronto.
La #MuseumWeek, que desde 2014 invita en la semana en torno al 18 de mayo a favorecer experiencias museísticas transversales a través de las redes sociales, dedicó su edición 2019 a “una causa primordial: el lugar de las mujeres en la cultura ayer, hoy y mañana”. Gracias.
Pero el problema de los museos en temas de igualdad de género no es únicamente que hay una falta de representación de mujeres artistas, sino que esta brecha se encuentra en diferentes escalas. Como dice Carolina Rodovalho en el libro “Desigualdad de género en el sistema del arte en España” que verá la luz a finales de este mes de la mano de Ménades Editorial, “las mujeres en el mundo del arte -entre las cuales incluyo a directoras de museos y centros de arte, comisarias, críticas, profesoras, guías, entre tantas otras profesionales relacionadas al sector- siguen la misma lucha que afecta a todas las mujeres trabajadoras: la búsqueda de la paridad en los cargos de responsabilidad y la eliminación de la brecha salarial”.
Si pensamos en las personas que forman parte de las plantillas de los museos y buscamos mujeres, seguro que se nos vienen a la cabeza guías, conservadoras, coordinadoras, etc. Es cierto, según un informe de MAV que se recoge en este mismo libro, “el 81% de conservadores, jefes de departamento y coordinadores de exposiciones son mujeres, el porcentaje se invierte hasta el 22% como directoras de museos y centros de arte contemporáneo”. Y estos son solo alguno de los datos, pues en casi todos los baremos que se puedan establecer entre hombres y mujeres en el ámbito de los museos, ellas son las menos representadas, peor pagadas o con menos responsabilidades.
“Los poderes públicos somos responsables, a través de los instrumentos de acción que poseemos, de potenciar una igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres”, escribe Magdalena Zavala en el texto de presentación del proyecto del Ministerio de Gobierno de Cultura y Deporte “La memoria femenina: mujeres en la historia, historía de mujeres”. Sí, así es. Las instituciones, las organizaciones, el ICOM… son responsables de no potenciar esa igualdad real, y mucho más de no generarla. Cuando estos instrumentos fallan son las propias personas las que se unen para reivindicar espacios.
De esta misma forma han surgido espacios como Mujeres en las Artes Visuales, Mujeres Mirando Mujeres, Woman Art House, EmPoderArte, Mujeres Públicas, Tal día como hoy de Diana Larrea, Somos La Roldana, Women out of the Circle, etc. Hay muchos, pero no son muchos, no sobra ninguno. Mientras las instituciones no pongan de su parte, tendrán que ser las personas las que ayuden a la visibilización de las mujeres en los museos y en el mundo del arte en general. Porque las artistas, las profesionales de la cultura existen y deberían estar representadas y valoradas.
Este 2021, año en el que efectivamente el llamamiento por la igualdad es más fuerte que nunca, debería haber sido el año en el que se visibilizara la brecha entre hombres y mujeres en el sector. Debería haber sido el año de celebrar el DIM 21 por la igualdad de género. Pero repensaremos el museo y esperaremos que el próximo año, por fin, se atienda este problema. Porque como decía Semíramis González al final de uno de sus artículos: “Los museos del siglo XXI serán feministas o no serán”. Cuando antes empecemos a trabajar en ello desde todas las partes mejor.