Lola Álvarez Bravo fue una de las primeras fotógrafas de México, reconocida por algunos como «la retratista del modernismo cotidiano» de México
1903-1993 Jalisco
Dolores Concepción Martínez de Anda, más conocida como Lola Álvarez Bravo, nació el 3 de abril de 1903 en Lagos de Moreno, Jalisco. Desde donde inició una carrera que terminaría por posicionarla como una de las grandes pioneras de la fotografía mexicana.
«Desde chica, con mi padre, pensé que yo tenía que hacer algo que no fuera común y corriente, aunque me educaron muy mal, me educaron para todo lo inútil, porque lo que más odié en mi vida es que me ordenaran y limitaran mi libertad»
Los inicios de Lola Álvarez Bravo
No fue hasta mediados de los años 30 del siglo XX, cuando Lola Álvarez Bravo inició su carrera como fotógrafa profesional. Se cuenta que su primer cuarto oscuro estuvo ubicado en la cocina de la vivienda que compartía con su marido. Uno de sus primeros trabajos fue su colaboración con la revista El maestro rural, tras la cual vinieron muchas otras como Vea, Voz, Avance, Futuro, Espacio y Novedades.
Su carrera profesional es muy amplia y en ella predomina la versatilidad. Álvarez Bravo fue reportera gráfica y fotógrafa comercial, pero también documental, retratista profesional y artista plástica. Además de experimentar con el fotomontaje y el cine. Fue capaz de fotografiar desde una mirada artística, pero también desde una más documental y fotoperiodística, lo que la llevó a ser testigo de la vida, el arte y la cultura de un México posrevolucionario.
En 1934 pasó a colaborar con la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). También trabajó para el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, así como para diversas secretarías de Estado y fue jefa del Departamento de Fotografía del Instituto Nacional de Bellas Artes hasta finales de los años 60.
Diversas distinciones y premios fueron reconociendo la labor de Lola Álvarez Bravo. Su primera exposición individual llegó en 1964, pero unos años antes ya había expuesto en el Salón de la Plástica Mexicana donde se convirtió no solo en la primera mujer en hacerlo, sino también en la primera aceptada como miembro de esa institución.
La obra
Pero Lola Álvarez Bravo no solo trabajó en torno a su propia obra, sino que desde bien temprano se preocupó por generar espacios en los que dar voz a otras artistas. En 1951 abrió la Galería de Arte Contemporáneo en la que se organizó de montar exposiciones itinerantes hasta 1958. En este espacio fue en el único en el que Frida Kahlo vio su obra expuesta en solitario, y es que esta fue la única exposición individual de la artista en vida. Pero para Álvarez Bravo esta galería no había sido la primera. Ya unos años antes y junto a su marido había creado una galería en su propia casa, que adaptaron pintando todas las paredes de blanco.
En cuanto a su obra, encontramos una gran variedad de temas con imágenes más documentales que reflejan la vida cotidiana de los pueblos mexicanos o el día a día de las calles de las ciudades, pero también podemos encontrar grandes retratos de personajes ilustres, así como fotografías de esculturas prehispánicas, de arquitectura, etc.
Lola Álvarez Bravo fue una «fotógrafa modernista de lo cotidiano» que deambulaba por las calles con su cámara en mano esperando encontrarse con momentos o composiciones únicas.
En sus obras se aprecia un equilibrio marcado entre las cualidades formales de las luces y sombras con la necesidad de capturar el momento, parar la vida y guardar a través del objetivo el instante de lo que estaba sucediendo. Imágenes salpicadas siempre de ironía y juegos visuales.
«Si mis fotografías tienen algún significado es que representan un México que alguna vez existió».
Lola Álvarez Bravo trabajó de manera incansable hasta que perdió la vista con 86 años de edad. Durante muchos años su figura quedó oculta bajo la sombra de su marido, pero su aportación al mundo de la fotografía es reconocida, por fin, hoy día como clave en el movimiento fotográfico de México. Para muchos, además de ser considerada la pionera de la fotografía en el país, fue también la artífice del renacimiento cultural del mismo.