Una de las fotógrafas más reconocidas en el panorama internacional, definida por algunos como una gran renovadora del lenguaje fotográfico europeo y de la que hablé en la pasada temporada de Woman Art House fue Ellen Kooi. Aquí podéis leer el artículo completo:
“Lo que a mí verdaderamente me importa es que las historias que cuento sobre el cuerpo, su fuerza y vulnerabilidad, encuentren eco en las experiencias personales del espectador”, Ellen Kooi.
Kooi (1962, Leeuwarden, Holanda) se graduó en la Academia Minerva en Groningen (1987) donde fue artista residente. Completó sus estudios de postgrado en la Rijksacademie de Ámsterdam (1993). Actualmente vive y trabaja en la ciudad holandesa de Haarlem.
Su obra parte del paisaje rural o urbano de su país natal para recrear escenarios con situaciones ambiguas y finalidades expresivas. A través de sus paisajes busca evocar emociones en el espectador: “Inconscientemente siempre doy a mis fotos una dimensión de peligro. Algo que es y está puede perderse para siempre”. Kooi busca transmitir emociones abstractas con gran profundidad psicológica que llegan a cada espectador de diferente manera. Como ella misma explica: “Mis narraciones tienen finales abiertos y yo las presento de manera que cada uno pueda imaginar sus propias historias y encuentre sus propias respuestas”.
Sus trabajos reflejan desde el principio un fuerte y muy definido carácter personal en el que podemos encontrar varias constantes: gran formato, fuertes simetrías en la composición, la iluminación y el paisaje como grandes protagonistas, así como la corporalidad de las figuras. De todos esos rasgos, la luz es uno de los más importantes para la fotógrafa. En sus obras la luz natural y artificial se entremezclan dando lugar a atmósferas que oscilan entre lo real e imaginario. Uno de los proyectos en el que mejor se aprecia esto son las obras que le encargaron para el Ayuntamiento del Municipio de Zaanstad (2012). En ellas, “las escenas tienen lugar en el límite de la vida real, con la magia activada por la luz detrás de las fotos”.
Algunos de estos rasgos son inspirados por las escuelas barrocas flamencas, el movimiento prerrafaelista y el simbolista. En sus obras hay ecos de grandes maestros flamencos como Vermeer, Brueghel, Patinir o El Bosco. Un ejemplo de esto es el proyecto “Borrowed Landscape”, en el que la integración entre paisaje y figura sigue el trabajo del pintor flamenco Patinir, donde el paisaje pasa a ser protagonista de la narrativa.
Pero también tiene influencias del mundo del teatro, donde Kooi empezó a desarrollar su pasión por el arte: “Tenía que hacer carteles de obras que aún no se habían estrenado y fue a partir de ahí cuando empecé a interesarme en la relación entre cuerpo y tiempo de una forma más espacial”. Además, trabajó como escenógrafa, lo que explica el interés de lo corporal en sus trabajos.
Sus figuras, mayoritariamente femeninas o infantiles, parecen inmersas en un mundo onírico. Estas poseen una fuerte carga gestual y expresiva que le sirve a la artista para evocar estados mentales de una gran intensidad emocional: “La mayor parte de mi trabajo está relacionada con mi entorno. (…) Con mis fotos intento recrear mis impresiones de algunos paisajes. Son metáforas para esas sensaciones”. Un ejemplo de esto puede ser la serie que hizo para la Embajada de Holanda en Bruselas (2010), en la que hay retratos de niños que vigilan y supervisan la toma de decisiones de los pisos 6 y 7 de la Embajada. Según explica en su propia web sobre este proyecto: “Cada uno mira cuidadosamente sobre los hombros de los políticos desde su propio temperamento. Finalmente, las decisiones tomadas en estos espacio afectarán a su mundo y futuro”.
Las obras de Ellen Kooi siguen un proceso de creación similar al del cine. Sus piezas arrancan en dibujos preparatorios que después pasan a un largo trabajo con los modelos, el diseño de la iluminación, la búsqueda de las localizaciones, etc.: “Se pueden ver mis imágenes como enigmas sin resolver pero eso sería una forma de pensar demasiado ‘lógica’, como si tuviera que haber una respuesta para todo. No existe una única respuesta a una narración”.
En el proyecto “De Key” (2008), un encargo para el restaurante de empresa de alojamiento De Key, Kooi juega con la posición de las figuras de los residentes y empleados colocándolos en un mismo punto para reflexionar sobre su relación social. “El aire que miran los residentes también es el aire que mira el empleado de Key. (…) Después de todo, el empleado también es residente”, según explica.
La obra de Ellen Kooi ha pasado por numerosos museos y galerías de todo el mundo. Su trabajo también forma parte de importantes colecciones privadas. En España, Kooi está representada por la galería madrileña Cámara Oscura.
Entre real e imaginario, paisaje y figura, natural y artificial se mueven los trabajos de Kooi, en los que la aparente quietud de los elementos que componen la imagen nos acerca a cada uno a un estado de ánimo y una percepción emocional no siempre placentera, pero sí memorable.